GLAUCOMA

Especialistas en oftalmología

¿Qué es el glaucoma?

El glaucoma es una enfermedad ocular progresiva que afecta el nervio óptico, pudiendo causar problemas visuales graves e incluso ceguera si no se trata a tiempo. En la mayoría de los casos, el glaucoma no presenta síntomas evidentes, lo que significa que puede avanzar sin ser detectado hasta que ya ha afectado considerablemente la visión. Un examen ocular completo es necesario para su diagnóstico, ya que sin tratamiento el daño al nervio óptico puede empeorar progresivamente.

 

El nervio óptico es esencial para la visión porque transmite las imágenes desde la retina al cerebro. Cuando se daña, su capacidad para transmitir información se ve comprometida, y el paciente empieza a perder campo visual, generalmente comenzando con la visión periférica. Si el glaucoma no se trata, puede llevar a una «visión en túnel» y, en última instancia, a la ceguera total.

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Factores de riesgo del glaucoma

El principal factor de riesgo del glaucoma es la presión intraocular elevada (PIO). Esta se produce cuando el fluido ocular, que ayuda a nutrir y mantener la presión en el ojo, no se drena adecuadamente y se acumula. Con el tiempo, este aumento de presión daña el nervio óptico. En general, una PIO superior a 21 mm Hg se considera elevada y debe ser evaluada por un oftalmólogo.

 

Además de la PIO alta, otros factores aumentan el riesgo de desarrollar glaucoma, como la edad (a partir de los 40 años), antecedentes familiares de la enfermedad, antecedentes de trauma ocular, uso prolongado de esteroides y ciertas condiciones de salud como diabetes, hipertensión o problemas de circulación. Personas con ascendencia africana, hispana o asiática también tienen mayor riesgo.

Detección y diagnóstico

La detección temprana del glaucoma es crucial para evitar daños irreversibles en el nervio óptico. Dado que el glaucoma es a menudo asintomático en sus primeras etapas, es fundamental realizar exámenes oculares regulares, especialmente en personas con factores de riesgo.

 

Las pruebas para diagnosticar y monitorear el glaucoma incluyen la tomografía de coherencia óptica (OCT), que permite visualizar y medir el grosor de la capa de fibras nerviosas del nervio óptico, y el campo visual o campimetría, que evalúa qué partes del campo visual se han perdido debido al daño glaucomatoso.

 

La OCT es una prueba rápida y no invasiva que utiliza ondas de luz para analizar en detalle las estructuras oculares. Al realizar esta prueba en sucesivas revisiones, el oftalmólogo puede detectar la progresión del daño al nervio óptico y ajustar el tratamiento si es necesario.

Tipos de glaucoma

Existen diferentes tipos de glaucoma, siendo el de ángulo abierto el más común. Este tipo de glaucoma es asintomático hasta etapas avanzadas, cuando ya se ha producido daño significativo. Otros tipos, como el glaucoma de ángulo cerrado o el pigmentario, pueden provocar síntomas como visión borrosa o dolor ocular, por lo que requieren una atención inmediata.

 

El diagnóstico adecuado del tipo de glaucoma es esencial para aplicar el tratamiento correcto. La evaluación incluye pruebas estructurales, como la visualización directa del nervio óptico y la OCT, y pruebas funcionales como el campo visual.

Tratamiento y prevención

El tratamiento del glaucoma se centra en reducir la presión intraocular para prevenir o ralentizar el daño al nervio óptico. Esto se puede lograr mediante medicamentos en forma de colirios, tratamientos con láser o intervenciones quirúrgicas, según la gravedad del caso. Aunque el daño ya causado no se puede revertir, el tratamiento adecuado puede detener la progresión de la enfermedad y preservar la visión.


Es importante destacar que una alimentación saludable, rica en vitaminas y antioxidantes, puede ayudar a mejorar la salud ocular en general y a reducir el riesgo de desarrollar glaucoma. Igualmente, las revisiones oftalmológicas regulares son fundamentales para la detección temprana y el manejo eficaz de esta enfermedad.


Actualmente, el glaucoma afecta a un millón de personas en España, y se estima que la mitad de ellas no sabe que lo padece. La falta de síntomas en las primeras etapas y la naturaleza crónica del glaucoma lo convierten en una de las principales causas de ceguera prevenible en personas mayores de 50 años.